martes, 7 de octubre de 2014

Una enfermera, un ángel


Nos movemos todos aterrorizados con el primer caso de contagio de ébola en España, y nos preguntamos que oscura razón hizo que las autoridades sanitarias de nuestro país nos metieran el bichito en el centro de Madrid, en vez de desplazar un equipo de voluntarios al lugar donde enfermaba aquel sacerdote. 

Un sacerdote que ha dado su vida por cuidar a los parias, a los que no tienen nada. Era un ejemplo como tantos otros para los muchos que dan lecciones de solidaridad en los salones de sus casas, mientras que los que se juegan la vida de verdad están lejos, muy lejos. Todo el respeto y admiración por esas personas, pero su decisión fue personal. Ellos sabían que podían contagiarse y así sucedió, lamentablemente. 

Y se trajo al héroe a España para verle morir a las pocas horas, sin que nada pudiera hacerse. Y de paso, hemos traído el bichito al centro de Madrid y se ha colado en el cuerpo de una enfermera, de 44 años, casada y sin niños. 

Era lo más normal. Las que realmente se pasan el rato al lado del enfermo, las que le tocan, le pinchan, le ponen sueros, le lavan, le dan la vuelta, le hacen la cama... las que se pueden contagiar son las enfermeras, y sus compañeros masculinos, que cada vez hay más. 

El médico viene, lee, está unos minutos, dictamina y se va. Si no es imprescindible su presencia, no viene. El ángel que está al lado de la cama, la persona que le atiende, estudió enfermería. 

Ella cobra tres o cuatro veces menos que los médicos, pero la afectada es ella. 

Ella cobra diez o doce veces menos que el político que decidió traer al héroe, pero la afectada es ella. 

Ella estudió menos que todos los que la mandan, porque a ella lo que le gustaba era cuidar, atender, lavar y estar cerca del enfermo, pero la afectada es ella. 

Mientras los demás dormimos por la noche, las que están despiertas al lado del enfermo son ellas. 

Un ángel del Carlos III está infectada de ébola. Recemos para que este ángel esté mucho tiempo entre nosotros. Necesitamos héroes y necesitamos ángeles. 


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