martes, 14 de octubre de 2014

Menos móviles y más peonzas



Mi hija de 9 años me pide un móvil sin tarjeta, porque todas sus amigas lo tienen. Parece que los papás tienen a bien darle a los niños de esa edad un móvil usado, de esos que han quedado en desuso o en reserva por si se rompe el "ultimo grito". Los niños lo conectan a la wifi de casa y pueden ver vídeos en youtube o jugar. Hace la misma función que las tablets, pero en móvil.

No es que yo juzgue o me oponga al uso de la tecnología por los más pequeños. Son nativos digitales y para ellos es lo más normal. Y desde luego siempre hay un tiempo y un momento para poder ver un vídeo si llueve o el tiempo no acompaña. 

Lo que no termino de entender es que cuando un niño de 9 años se baja al patio a jugar con los amigos, en vez de bajarse una peonza o la comba, lo que sucede es que se bajan un móvil. Sinceramente, no lo entiendo. En vez de estar saltando, jugando, corriendo o escondiéndose, se forma un coro de cabezas pegaditas, todas mirando fijamente al centro del círculo, ocupado por una minúscula pantalla en el que están viendo el último vídeo de la cantante de Disney del momento. 

Si bajas al patio no te hace falta bajar un móvil, como tampoco entendería que te bajases la consola portátil de turno, o la televisión. Al patio, en mi particular opinión, se baja uno una pelota, una peonza, una comba o un patinete. Al patio se baja a jugar con las amigas o a charlar. 

Y ya en el colmo de los colmos, una niña le reclama a otro niño que le compre un móvil nuevo, porque se lo ha roto cuando venía corriendo y la ha empujado y se le ha caído al suelo. Esto ha sucedido en mi casa, palabrita de El Niño Jesús. Osea, que el niño que corre y salta está penalizado. 

Mi hija me pide un móvil sin tarjeta para bajar a jugar al patio. Tengo uno sin abrir, que me regaló un operador cuando me cambié de compañía, pero no se lo voy a dar. Si quiere tecnología, en casa tiene su PC portátil que le han regalado en la Comunión y una Nintendo, la Wii y la vieja tablet china de hace dos años, que no sé siquiera si funciona. 

Al patio uno se baja la peonza, la comba, una pelota o el patinete. Al patio se baja para estar con otros niños, para jugar el grupo, para correr y compartir risas y emociones. Al patio se baja para hablar, para conocerse y conversar. 



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