lunes, 25 de junio de 2012

La cara de "mirar al Rey"

Aviso que en este post no pretende arreglar nada ni comentar nada relativamente importante. Es simplemente una experiencia personal que quiero contar a quien quiera leer. Avisados están si quieren seguir leyendo...

¿No se han fijado la cara de tontos que tienen todos los que saludan al Rey? O al Príncipe de Asturias, que lo mismo me da.

Por mi trabajo he participado más de una y más de dos veces en la organización de actos a los que han acudido miembros de la Familia Real, ya sea Su Majestad el Rey, los Principes de Asturias o la Infanta Elena. A su Majestad la Reina y a la Infanta Cristina no tengo el placer. 

No les he saludado directamente pues se imaginan mi papel de currante y los nervios a los que todo el mundo está sometido en estos casos. Nervios un poco injustificados, porque el personal de la Casa Real te lo hace todo fácil, fácil, fácil. Son unos grandes profesionales y sólo hay que dejarse llevar por ellos.

A lo que voy. Yo no he tenido el placer ni el honor de saludarles directamente, pero si he estado a dos metros de varios besamanos (interminables colas de personajes que esperan pacientemente su turno para saludar a la Familia Real). Y era difícil mantener la compostura viendo la cara de baboseo que se nos pone a todos al ver aparecer al Rey o a al Príncipe.

Me he acordado de esto al ver esta semana una foto en la que Ricky Martin saluda a los Príncipes de Asturias. Ricky Martin, que canta sin inmutarse delante de decenas de miles de personas, que ha llenado portadas, que está harto de ser una figura pública y que ha cantado delante de todo tipo de autoridades, llega a una "fila de saludo", se pone delante de Su Alteza Real y se le pone la misma cara de tonto que a mi. Veamos el ejemplo:



¿Lo ven? Pero si miran cualquier otra foto de cualquier otra persona todos tenemos esa mirada extraña. El Principe tan normal, con una sonrisa abierta,y el que está enfrente con esa mirada de no saber que hacer. Con esa cara de "mirar al Rey".

Puede ser que la razón sea tener la sensación de estar saludando a parte de la Historia, o puede ser por el miedo a no saber comportarse correctamente, o simplemente sea admiración o nervios.

Y les aseguro que esta misma cara no se le pone a nadie al saludar a José María Aznar o José Luis Rodríguez Zapatero, por poner ejemplos que también he visto de cerca.

De pequeños siempre nos han contado cuentos de príncipes y princesas. Es algo mítico, un sueño. Y cuando te pones delante de uno de verdad, seas o no seas monárquico, tienes la sensación de estar viendo algo especial. Estás saludando a alguién que tus hijos estudiarán dentro de unos años. Estás tocando Historia, como si saludaras a Felipe II. Y se te pone cara de tonto. Es inevitable

miércoles, 20 de junio de 2012

Pan y circo

Ha llegado la Eurocopa pero parece que eres tonto si quieres disfrutar con ella.

Resulta que si te gusta el futbol y ver la manera con la Iniesta y Silva inventan un nuevo futbol de dibujos animados es que estás alienado. Si te emociona ver como Casillas para todo lo que le echen, es que no tienes conciencia. Si gritas gol, lo meta Torres, Cesc o Navas, es que eres bobo.

Todo esto viene porque he visto decenas de dibujos y viñetas que corren por las redes sociales mostrando que la Eurocopa es un bálsamo temporal para que todos, los que no tenemos conciencia, nos abobemos como bobos y nos olvidemos de lo malos que son los políticos y los banqueros. Y lo mal que está todo.

Leo muchos comentarios denunciando el moderno "pan y circo".

Para todos ellos, una serie de datos que ofrece este humilde servidor:
  • La Eurocopa no la ha inventado Rajoy, como tampoco había inventado Zapatero el Mundial de Sudafrica.
  • Está por ver si la Eurocopa es otra cortina de humo de la señora Aguirre (sobre eso no tengo confirmación ni a favor ni en contra, pero sigo investigando)
  • El resto de naciones de Europa, incluso Alemania que no está en crisis, también vibrán con su selección y disfrutan y se ilusionan.
  • Si no disfrutamos de nuestra selección ahora, ¿me quieren decir cuando podremos?
Estoy en el paro. Cada vez conozco a más personas de mi entorno (+40 años, carrera universitaria, dos hijos en el cole) que también lo están.

Gritar un gol no me hace olvidar eso. Que no lo piense nadie.

No voy a entrar en comentar posibles beneficios económicos como la venta de banderas españolas o el lleno en las terrazas para ver los partidos. Lo que quiero decir es que también disfruto viendo el mar, leyendo un cuento a mis hijos, charlando con mis amigos, estudiando y formándome, hablando con mi madre, en el cine o escribiendo en mi blog para tener "un ratito de felicidad".

A lo mejor es que tampoco debería disfrutar de todo eso, dada la situación del bono a diez años, la prima de riesgo y las dudas sobre las condiciones del rescate financiero.

A lo mejor lo que tenemos que hacer es irnos a casa, apagar la luz, cerrar los ojos y esperar.







martes, 12 de junio de 2012

No quiero tanto dinero

El viernes pasado fui como es habitual a la administración de Loterias a comprar el boleto para el sorteo de los euromillones. Por si el lector no lo sabe, es una lotería en la que participan varios países europeos, por lo que el importe de los premios es astronómico, siempre de varios millones de euros, al menos 15 millones, total nada.

De la misma manera, estadísticamente es inversamente proporcional la ínfinitésima posibilidad de que te pueda tocar el premio. Pero ya sabes, tú ves la cifra en el cartel, la pasión se desata y nadie piensa que es imposible que te toque. Yo el primero, que conste.

Sin embargo el viernes tuve una sensación extraña, que nunca había tenido, y que me gustaría compartir. Resulta que el premio era de 155 millones de euros. Una auténtica barbaridad. El premio finalmente se repartió entre dos acertantes, ninguno español, que se llevaron cada uno algo más de 77 millones de euros. Enhorabuena. No da para salvar una caja de ahorros española, pero tienen su miga.

A lo que voy. Al salir de la administración de Loterías tuve la extraña sensación de no estar muy seguro de querer que me tocara el premio. Según andaba por la acera pensaba "yo no quiero tanto dinero". Era un pensamiento sincero, de esos que salen del corazón aunque no lo entiendas.

Imaginese usted que le toquen 155 millones de euros de un día para otro. ¿Sería usted la misma persona? ¿Sería mejor? ¿Sería peor?

Cada uno se hace sus cuentas, sobre todo si eres pobre. A mi con 10 millones de euros me sobran. Vamos a ver. Tengo 43 años. Digo yo que tengo una esperanza de vida de otros 40 años. Me parece a mi que con unos 50.000 euros al año se vive bien... pues con unos 2 millones la cosa está cubierta. Pongamos el doble para viajes a Marbella y dietas... y para quitarnos la hipoteca. Y otros 5 millones para imprevistos... y ya tengo bastante.

¿Para que quiero los otros 145 millones? Pensarán muchos que soy idiota o que tengo mentalidad de pobre. Puede ser.

En mi cuento de la lechera tengo pensado que si me toca la lotería no se lo contaría a nadie. Y cuando digo a nadie, es a nadie. Tanto dinero vuelve a la gente avariciosa, egoista... y no sabría si me quieren por mi dinero o por lo que soy, como hasta ahora. Un topicazo, ya lo sé, pero ponganse en mi lugar.

Además, imagínense la alegría y sorpresa de mis herederos...¡¡¡¡ Todo el mundo bailando alrededor de las velas y las coronas, alzando los brazos y brindando con champan. (como si les hubiera tocado la Loteria)

Finalmente no me tocó. Que pena. Tenía yo curiosidad por saber que hacer con los otros 145 millones. Se podría ayudar a tanta gente.

miércoles, 6 de junio de 2012

Gobernar bien, comunicar mal...

La semana pasada tuve la oportunidad y el placer de asistir a la presentación del Anuario Dircom 2012. La obra es, año atras año, un excelente resumen de la situación de la comunicación en España y el acto, también, un excelente momento para encontrarse con buenos compañeros de profesión.

Sin embargo, la protagonista absoluta e inesperada, a mi modo de ver, fue la Secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martinez Castro, que nada más comenzar a hablar, hace los saludos, promete apoyos a todo el mundo y cuando estamos a punto de dormirnos, va y reconoce que 'este es un Gobierno que gobierna muy bien pero que comunica muy mal".

Impresionante momento, tras el cual todos pensabamos que Doña Carmen estaba a punto de presentar su dimisión ante una confesión pública de tal magnitud delante de 150 profesionales de la comunicación.

Está bien que lo diga Rubalcaba, pero que lo diga la Secretaria de Estado de la cosa, sorprende...

Esto es sinceridad y lo demás son tonterias. Y digamos que es predicar con el ejemplo. Pero siguió hablando y no dimitió. Digo yo que estará haciendo un cursito rápido para mejorar sus habilidades y las de sus compañeros.

Pero no, Doña Carmen no tenía pensado dimitir. Pero sí se dió cuenta rápidamente de la barbaridad que había dicho, sobre todo al ver a la mitad del audiotorio como abría el Twitter en sus teléfonos y tablets para publicar la frase... y quiso rectificarlo. Y dijo: "claro, es que la alternativa es peor, tener un Gobierno que gobierne mal y que comunique muy bien", dando a entender que eso era lo que hacía el anterior.

Más caras de asombro. Pues señora, haga en lo que le toca lo mismo que hacían los socialistas... (parece un consejo razonable que le regalo desde aquí)

Que digo yo, pero esto es solo una opinión personal, que lo que nos merecemos es un Gobierno que gobierne bien, incluso muy bien, y que comunique igual de bien, para que sepamos qué es lo que hacen, cómo lo hacen y para qué lo hacen.

Pero no, no podemos tener todo, o una cosa o la otra... ¿Ustedes con que opción se quedan?

viernes, 1 de junio de 2012

Parece que vas a heredar...

He estado casi 14 años trabajando en un organismo que obtenía la mayoría de los fondos en para su operativa de las arcas públicas, ya fueran estatales o europeas.

En esos 14 años he visto una gestión de los fondos públicos correcta en general, exquisita en muchos casos. Sus cuentas pasaban tres controles y auditorías y siempre se cumplía la Ley con un celo exquisito. 

No entraré a detallar las cuatros cosas que no me gustaban, porque entonces debería tambien explicar los casos de una pulcra y exquisita gestión, los cuales son innumerables y ganan por aplastante mayoría. Y además, lo que a mi no me gusta no significa que no sea lo que se deba hacer.

Sin embargo, sí he oido en muchas ocasiones una frase que era habitual cuando quizá alguna persona se excedía en el celo por el control del gasto. "Hija, parece que vas a heredar esto..."

Si algún gestor o controlador cuestionaba gastos que eran habituales, a veces necesarios y a veces no pero nunca ilegales, lo normal es que se encontrara con esta respuesta por parte de alguien.

El dinero público no es de nadie. Se cumple la Ley y se observa la norma, por responsabilidad y por miedo a las consecuencias, como debe ser. Pero siempre late el sentimiento de que no "como no es tuyo, a tí que te importa..."

El otro gran concepto que me sorprendía siempre era ese afán de gasto los meses de noviembre y diciembre. "Hay que pulirse lo que nos sobra que si no el año que viene se lo dan a otro departamento". Esta frase, que la oí ayer por la noche en una película americana, es o era, una realidad absoluta en la gestión de las cuentas públicas.

Haces un presupuesto un año antes, y consideras que vas a hacer algunas cosas. Luego el tiempo te las cambia, o simplemente no puedes hacerlas, o resulta que te salen por menos dinero del previsto. Pues en vez de ahorrar, hay que gastarlo frenéticamente porque si no, el año que viene me van a dar menos presupuesto...

Es una lógica tan estúpida que no admite debate, pero tan cierta como que el sol sale todos los días