jueves, 23 de diciembre de 2021

Navidad, siempre Feliz Navidad

 




















"No perdamos la ilusión de la Navidad por los que ya no están, ello fueron los que nos enseñaron a vivirla" 

Algo así decía un meme que recibí hace pocos días en un grupo de amigos. Me gustó tanto que dije, esto se merece un post y me gustaría estar a la altura y saber compartir mis sentimientos, con acierto y gratitud. 

A mi me ha encantado la Navidad desde que nací. Tanto me gusta que decidí nacer en Navidad, por si acaso quedaba alguna duda. En Navidad recibía todos los regalos que recibía al año, en apenas 48 horas, por lo que el resto del año desmerecía bastante. Sólo se le acercaba un poco los dos meses de verano en la playa, pero poco. Y el día de la Comunión, claro, eso fue la leche, pero fue sólo una vez. 

En Navidad observaba de niño con sorpresa cómo se adornaba mi casa con colores, espumillones y lucecitas que se apagaban y se encendían. Se ponía el Belén y de repente en el pasillo había un diorama con figuras a escala. No era una escena bélica con mis maquetas Tamiya, pero se acercaba bastante. En Navidad se ponía el Scalextric, que era "muy grande y no se puede tener ese trasto por medio" pero esos días, sí, te dejaban. Había años que incluso poníamos un Árbol de Navidad, no fueron muchos, pero los hubo. 

En Navidad venía mi hermana y mi cuñado, que vivían y viven muy lejos y pasaba con nosotros unos días estupendos y me hacía mucha ilusión verlos. Y con mi hermana llegaban los polvorones. No conozco a nadie cuando hay un polvorón cerca. Literalmente, a nadie. No entiendo que haya tanta gente que no les gusten, serán que los que han comido no son como los de mi hermana. 

En Navidad hay días de descanso, de no madrugar. Días dedicados, por ejemplo, a la ilusión de comprar un regalo, imaginando la cara de satisfacción que va a poner la persona al abrirlo. El proceso de comprar un regalo tiene un trasfondo maravilloso, y es dedicar un tiempo a pensar en esa persona y bucear en lo que conoces de ella para saber lo que le puede hacer ilusión. A mí eso me encanta. 

En Navidad en casa , de niño, había una caja de ostras. Eso no pasaba el resto del año, ni una caja ni una docena, vamos. A mi particularmente me dan un poco de asquito, pero adoro el recuerdo de ver a mi padre buscando en la despensa el artilugio adecuado para abrirlas, ajustarlo a la encimera de la cocina bien fuerte y conseguir separar las conchas, una a una. Era un momento especial, por dos razones, porque era Navidad y por ver a mi padre en la cocina haciendo algo productivo. Sólo sucedía en tres ocasiones. En Navidad con las ostras y con el Centollo, y durante el resto del año con la ensaladilla rusa. Nadie como él abriendo latas y repartiendo su contenido sobre la bandeja para luego recubrirlas con la mahonesa. 

Y sin querer hemos llegado al motivo de este posts. Dentro de unos días hará 24 años que se marchó.  No se marchó en Navidad, pero casi casi. 

Pero no voy a dejar de disfrutar la Navidad, de poner el Belén o el Árbol de Navidad, de hacer regalos y de comer polvorones con toda la felicidad que aprendí de niño porque papá ya no esté. Al contrario, mi intención es trasmitir esa ilusión a los que quiero. Así lo habría querido. Siempre le vi disfrutar en Navidad, con toda su familia alrededor. 

Me dan mucha pena las personas que dicen que "ya no les gusta la Navidad" porque se acuerdan de los que ya no están. Como también me la dan lo que dicen que no les gusta la Navidad porque es una fiesta hipócrita en la que parece que todo el mundo tiene que quererse por obligación y que el resto del año ni se hablan. Muchas veces son las mismas personas. Parece que sólo buscan excusas para no ser felices, para no hacer regalos a las personas que quieren, para no abrir ostras, no preparar el centollo, no poner el Scalextric o para no comer polvorones. 

Yo, la verdad, no les entiendo. Es más bonito dejarse llevar y sonreír. Son 4 días. 






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