Aviso que en este post no pretende arreglar nada ni comentar nada relativamente importante. Es simplemente una experiencia personal que quiero contar a quien quiera leer. Avisados están si quieren seguir leyendo...
¿No se han fijado la cara de tontos que tienen todos los que saludan al Rey? O al Príncipe de Asturias, que lo mismo me da.
Por mi trabajo he participado más de una y más de dos veces en la organización de actos a los que han acudido miembros de la Familia Real, ya sea Su Majestad el Rey, los Principes de Asturias o la Infanta Elena. A su Majestad la Reina y a la Infanta Cristina no tengo el placer.
No les he saludado directamente pues se imaginan mi papel de currante y los nervios a los que todo el mundo está sometido en estos casos. Nervios un poco injustificados, porque el personal de la Casa Real te lo hace todo fácil, fácil, fácil. Son unos grandes profesionales y sólo hay que dejarse llevar por ellos.
A lo que voy. Yo no he tenido el placer ni el honor de saludarles directamente, pero si he estado a dos metros de varios besamanos (interminables colas de personajes que esperan pacientemente su turno para saludar a la Familia Real). Y era difícil mantener la compostura viendo la cara de baboseo que se nos pone a todos al ver aparecer al Rey o a al Príncipe.
Me he acordado de esto al ver esta semana una foto en la que Ricky Martin saluda a los Príncipes de Asturias. Ricky Martin, que canta sin inmutarse delante de decenas de miles de personas, que ha llenado portadas, que está harto de ser una figura pública y que ha cantado delante de todo tipo de autoridades, llega a una "fila de saludo", se pone delante de Su Alteza Real y se le pone la misma cara de tonto que a mi. Veamos el ejemplo:
¿Lo ven? Pero si miran cualquier otra foto de cualquier otra persona todos tenemos esa mirada extraña. El Principe tan normal, con una sonrisa abierta,y el que está enfrente con esa mirada de no saber que hacer. Con esa cara de "mirar al Rey".
Puede ser que la razón sea tener la sensación de estar saludando a parte de la Historia, o puede ser por el miedo a no saber comportarse correctamente, o simplemente sea admiración o nervios.
Y les aseguro que esta misma cara no se le pone a nadie al saludar a José María Aznar o José Luis Rodríguez Zapatero, por poner ejemplos que también he visto de cerca.
De pequeños siempre nos han contado cuentos de príncipes y princesas. Es algo mítico, un sueño. Y cuando te pones delante de uno de verdad, seas o no seas monárquico, tienes la sensación de estar viendo algo especial. Estás saludando a alguién que tus hijos estudiarán dentro de unos años. Estás tocando Historia, como si saludaras a Felipe II. Y se te pone cara de tonto. Es inevitable
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