Hace un año el Gobierno decidía eliminar el recurso cameral permanente, es decir, la manera por la que durante años se han financiado las Cámaras de Comercio en España. España no era el único país de Europa con este tipo de financiación ni se trataba de un impuesto franquista ni nada por el estilo. Puede que las Cámaras fueran más o menos eficientes, en todo caso, era también responsabilidad última de las autoridades tutelantes, a saber, Secretaría de Estado de Comercio y gobiernos autonómicos.
Fue una medida para mejorar la competitividad de las pymes, tal y como se anunció hace ahora doce meses. Los resultados están a la vista: la economía va mejor, se ha creado mucho empleo, las pymes son ahora más competitivas y la crisis es algo del pasado...
La realidad es que se ha dejado sin recursos a una de las únicas instituciones que apoyaba un poco la internacionalización de la empresa española.
Fue una decisión sin consultar a las propias Cámaras, sin consultar a las más de 3000 empresas que forman parte de los órganos de gobierno de las propias Cámaras y una decisión que no ha tenido íngún efecto positivo. Recuerde el lector que el 53% de las empresas no pagaba a las Cámaras, y que más del 70% de su presupuesto era aportado por menos del 10% de las empresas, siempre en función de sus beneficios. El que más ganaba, más pagaba.
Me queda una reflexión. ¿Es que este Gobierno que ya se marcha lo ha hecho todo así? ¿Sin saber y sin preguntar?
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