Entro en una red social y veo un post que me invita a elegir cuales serían mis tres deseos, en caso de encontrarme con el genio de la lámpara. Nunca lo había pensado, la verdad. En la vida no se te concede nada de forma inmediata y gratuita, al menos desde el momento en el que dejas de creer en la magia y te empiezas a pagar tu mismo tus facturas. Antes si, claro. Pero de eso hace ya mucho tiempo.
No había hecho jamás el ejercicio de imaginar algo así. Sí que había imaginado que haría con el premio de los Euromillones, pero eso abarca sólo cómo gastar-invertir-donar dinero, sólo el dinero. Lo del genio lo abarca todo, así de repente, tiene el poder de cambiar el futuro, el pasado, la realidad, las leyes de la lógica y del tiempo. Es mucho más. Igual de ficticio e imposible que lo de los Euromillones (la probabilidad, ya sabes,..) pero sin duda mucho más interesante.
Y estos son los deseos que me surgieron, los primeros, los naturales, los genuinos.
1.- La felicidad y bienestar de mis hijos. No se me ocurre otra cosa que me importe más que saber que mis hijos van a tener una vida feliz. Feliz con sus ratitos de felicidad y sus ratos de mal rollo. La vida siempre te trae malos momentos, eso es inevitable, pero incluso en esos momentos se puede aprender para el futuro, sacar experiencias, saber quién realmente te quiere o simplemente fortalecer el espíritu. Una vida razonablemente normal, con mucho amor, pero no amor del que se recibe, sino amor del que se da, del que sale de uno mismo, con generosidad y sin límite. Que sean capaces de dar mucho amor siempre a los que les rodean. La Felicidad no es recibir cariño, es darlo.
2.- Vivir de escribir libros. Siempre he querido vivir de escribir. Las personas que me han querido y me conocen siempre me han animado a ello, pero nunca he tenido la constancia suficiente para escribir algo más extenso de dos hojas. Tengo la habilidad, pero no el carácter. Tampoco sé si hubiera llegado a ser un buen escritor, quien sabe, quizá cuando me jubile tenga tiempo. Hoy por hoy, con estas entradas en este blog y la sonrisa del lector, de mis amigos, cuando lo leen, tengo suficiente.
3.- Tocar bien la guitarra. Pero bien, bien. En la pared de mi habitación hay 5 guitarras colgadas, y allí están, colgadas, sin que nadie las descuelgue. Siempre pensé que no tocaba bien la guitarra porque no había tomado clases en serio, pero que si un día me ponía, seguro que lo haría bien. Desafortunadamente, pude cumplir el sueño y recibir clases, para darme cuenta de que no es así. Lo que puedo hacer con la guitarra hoy, con 53 años, ya lo sabía hacer antes de cumplir los 18. Lo que Dios no da, Salamanca no presta. Pero por pedir al genio, que no quede.
¿Y cuales serían tus deseos?
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