viernes, 21 de noviembre de 2014
Y de repente, te derrites
Tarde de viernes. Es un día frío y parece que va a llover. No hay plan con los niños y llevan toda la tarde en casa y la verdad es que necesitan que les de el aire, y a mí también. Un plan que gusta y que siempre es un éxito es ir a cenar al Mcdonalds. Lo reconozco, a mi también me gustan las hamburguesas del McDonalds.
¿Queréis cenar una hamburguesa? Siiiii. El grito unánime y ensordecedor, casi unísono, me demuestra el éxito que ya tenía asegurado.
"Vale chicos pues vamos, pero andando y dando un paseo, que nos tiene que dar el aire."
El camino de ida es fresco pero no llueve y aunque ya ha anochecido, lo pasamos bien hablando los tres, el papá feliz y los hijos más felices todavía. Cosas del cole, cosas de los amigos, cosas de niños que rejuvenecen a un señor mayor, que es su padre.
Cenamos y es la hora de salir. Pero vaya por Dios, está lloviendo y hay un paseo hasta casa. Esperamos un rato pero no escampa. Vamos bien abrigados y está claro que lo mejor es salir cuanto antes, que tampoco es para tanto y no les viene mal a estos niños mojarse un poco, tan sobre protegidos que les tenemos.
No acabamos de comenzar a andar cuando un coche se para a nuestro lado. Se baja la ventanilla y resulta que es mi vecino Andrés, que viene de comprar una hamburguesa y nos invita a llevarnos en su coche. Es un encanto de hombre, lo mires por donde lo mires.
Pero no hay sitio para los tres en su vehículo. Evidentemente, les digo a los niños que se suban, que yo voy andando y que cuando llegue les busco en casa de Andrés. Me doy media vuelta, le doy las gracias a mi vecino-amigo y comienzo a andar.
Y de repente, te derrites.
Oyes la voz de uno de tus hijos que viene corriendo y te dice "papá yo no quiero que andes solo por la lluvia. Yo quiero ir contigo y así no vas solito". ¿Pero no te importa mojarte? No papá, si tu puedes ir andando, yo tambien.
Y en estos momentos es cuando tanto sacrificio, tanto olvidarte de ti, tanto dejar de hacer lo que te gusta por ellos te parece poco comparado con un gesto como este. Y es en momentos como estos en los que se te llenan los ojos de lágrimas y parece que el corazón va a estallar y te das cuenta que darías todo lo que tienes por ellos.
Y te derrites.
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