martes, 22 de mayo de 2012

La renuncia

Una mujer a la que tengo en gran estima profesional y parecido cariño personal, todo lo que me permite la distancia de miles de km, comenzaba el día con un post en Facebook dando gracias a su padre por un nuevo apoyo, por estar a su lado y, a la postre, para felicitarle el cumpleaños. Sin conocerle personalmente no tengo la menor duda de que es, ha sido y será un padre estupendo. Me basta con ver a su hija y cómo la ha educado.  

Las madres en esto no fallan nunca. Sean buenas o no tan buenas siempre están a tu lado, y dan la vida por sus hijos en la gran mayoría de los casos. Están un escalón por encima en madurez, responsabilidad y capacidad de sacrificio. Tendrán sus defectos, pero en esto suelen ser perfectas. Y no tengo la menor duda de que para ellas esto también es muy dificil.

Los hombres no tanto. Muchos de ellos son padres fantásticos, como el de mi amiga de esta mañana. Otros se largan un día de casa, dicen que van a por tabaco, se llevan hasta los cuadros dejando un clavo en la pared, se fugan con su secretaria al Caribe o a Cuenca, según se tercie. El hombre tiende a ser más egoista y buscar su propia felicidad.

Todo esto no es siempre tan sencillo. A veces el hombre tiene motivos más que suficientes para salir corriendo de su hogar, pero si lo hace sabe que renuncia en gran medida al contacto diario con sus hijos. A muchos esto no les importa y otros, aún marchandose de casa, siguen siendo unos padres ejemplares el tiempo que el convenio regulador se lo permite.

Todo esto viene a que creo que hay otros padres que no se largan, aunque se mueren de ganas por hacerlo. Y mujeres, claro está. Personas que cumplen toda su vida como padres, que renuncian a todo con tal de dar todos los días de su vida un beso de buenos días a sus hijos.  

La crisis de los cuarenta, de los cincuenta... blablabla... no son más que momentos en los que te das cuenta que estás renunciando a tu felicidad en favor de la de otros. El hedonismo pierde ante la generosidad. Algunos se largan buscando su propio interés y otros se quedan, renuncian en silencio, porque saben que cada mañana sus hijos le darán un beso de buenos días.

Y saben que dentro de unos años no habrá besos de buenos días, porque se habrán marchado a vivir su vida. Y se acordarán de las oportunidades perdidas y de las maravillosas personas que dejaron por el camino, los coches y las casas que no compraron y los sitios que no visitaron.

Pero una mañana tu hija te pondrá un post en el facebook para felicitarte el cumpleaños y se te llenarán los ojos de lágrimas...y llorarás de felicidad por lo que tienes y de tristeza por lo que has renunciado. Pero así es la vida...cada vez que eliges un camino, renuncias a todos los demás.
 

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