lunes, 23 de enero de 2012

Cuanta gente conozco, madre mia¡¡¡¡

Te ves en una situación como la que estoy pasando, en el paro y pensando que hacer con mi futuro laboral, y si bien hay cosas que preocupan, también hay cosas de las que sentirse contento.

Romper con la rutina que has llevado en los últimos 13 años es, de por si, positivo. Los cambios son incómodos y cuestan, pero siempre, a la larga, son para bien. Y si no lo son, hacemos como si lo fueran. No vamos a estar llorando por lo que hemos perdido y ya, de ninguna de las maneras, va a volver.

Pero estos días me he dado cuenta de otra cosa muy positiva. ¡La cantidad de gente que conozco! Evidentemente en estas situaciones comienzas a analizar tus contactos, la gente que podría echarte una mano, ya sea de manera directa o indirecta, o simplemente te pones en el mercado de las relaciones profesionales. Y la sorpresa ha sido mayuscula, por la cantidad y la calidad.

No me planteo los resultados a medio y largo plazo de tantos abrazos y sonrisas. En la situación en la que estoy, creo que es bueno quedarmen, por ahora, con eso, con los abrazos y las sonrisas.

He pasado tres dias en FITUR la semana pasada y he recuperado, al menos fugazmente, la conversación con muchas personas que también pasaban por allí. Carlos, Pablo, Nuria y Susana han sido algunos encuentros encantadores e inesperados. Otros, más profesionales pero también cercanos, también han tenido su valor, como Iñigo y Carlos. Y luego los de siempre, y los que a lo mejor no vuelvo a ver más. Ver personas, estrechar manos, admirar sonrisas.  

Y fuera de FITUR voy también recuperando muchas amistades, no se si por casualidad o porque he pasado a formar parte de otro grupo, el de los que se buscan la vida. Ellos también forman parte de ese grupo hace tiempo y me dan la bienvenida. Algunos del colegio, otros de la Universidad, otros del entorno profesional más inmediato.

Ver amigos, estrechar manos, compartir sonrisas.

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