martes, 8 de febrero de 2022

El silencio


Me invita una amiga al teatro y resulta que el título de la obra es "Silencio" y luego me entero que se trata de un monólogo de casi dos horas. ¿Un mimo? Es lo primero que se te ocurre, aterrorizado. Pero luego ves que el autor es Juan Mayorga y todo parece más razonable con un autor de garantías. 

La obra, excelente. y Blanca Portillo, impresionante. Hace tiempo que no me enfrentaba a un texto tan culto y lleno de mensajes, sensaciones y sentimientos. Cuando estás pensando en la profundidad de la frase que acabas de escuchar, te has perdido las dos siguientes y su mensaje. Teatro puro, hablando del silencio. El teatro es palabra, fundamentalmente, pero es necesario, importante e imprescindible el silencio, sí, para expresar pena, dolor, emoción, alegría. Cuando los actores callan, el espectador solo mira, cierra sus oídos y son los ojos y el corazón los que se vuelven protagonistas. Como en la vida, exactamente igual. 

En la obra se citaron miles de referencias a frases célebres y refranes sobre el silencio. Desde "Mil veces me arrepentí de mis palabras y ni una sola de mis silencios" hasta "El silencio de los corderos", pero a mi me llegó una, especialmente, que me conecta con este blog y su ratito de felicidad. 

No recuerdo el texto exacto pero decía algo así como que "sobre todo, el silencio, el propio, es necesario para escuchar las palabras de los otros". Cuando escuchamos a nuestro hijo decir que nos quiere, lo escuchamos porque estamos en silencio. Si tu madre te dice que eres la mejor hija del mundo, lo escuchas porque estás en silencio. Cuando ves las lágrimas del otro, abrazas, callas y esperas. Si quieres aprender algo de alguien, debes estar en silencio. Cuando me siento para escribir este blog, debo estar callado, concentrado, en silencio.

Estar en silencio es el primer paso necesario para escuchar al otro, al que te quiere o al que no. Estar en silencio no significa que no tengas nada que decir, sino que aceptas que en ese momento, la otra persona es más importante, necesita tu mirada, tus manos, tu tiempo, pero no exactamente necesita tus palabras. Silencio es respeto. 

Los hombres, el genero masculino, yo el primero, solemos tener la necesidad de responder inmediatamente cuando alguien nos cuenta un problema, dar un consejo, proponer una solución, con nuestro eminente sentido práctico de la vida, con la mejor intención de ayudar a que la otra persona supere el mal momento. Sin embargo, muchas veces, la otra persona no necesita el consejo, también puede llegar a la misma conclusión que le propones, no es torpe y ni tú el más listo, sino que necesita de tu silencio, tu mirada, tus manos y un abrazo. O simplemente una sonrisa. 

Ya llegará el momento de hablar, o no. 


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