viernes, 17 de febrero de 2012

No mires para atrás, que te la das...

En la agotadora y sin final tarea de ser padre, estas semanas vengo repitiendo de manera aburrida una frase. Hace un mes era otra, y dentro de un par de ellos será otra, pero ahora mismo es esta: No mires para atrás que te la das.

Los niños ven algo que les gusta y lo quieren seguir mirando, no importa que tengan que irse. Si les dices que es la hora de cenar, ellos caminan como los cangrejos hacia la cocina, sin dejar de mirar a la televisión, para apura 15 segundos más del capitulo de Bob Esponja que ya han visto 1.342.453.424 veces, una más, una menos.

Si van por el pasillo del cole y se encuentran con un amigo, ellos giran la cabeza y siguen hablando con su amiguito, caminando hacia atrás, demostrando un total desprecio por lo que venga de frente. Y no te digo nada si están es una tienda y han visto un juguete que les gusta. Conviene ver por donde vas, le digo, le repito, le grito...

El resultado final es a veces doloroso. El miembro más afectado suele ser la cabeza de mi hijo y, cuatro segundos después, los oidos del padre.

No mires para atrás, que te la das. Pero no es solo un problema de los más pequeños.

Mirar hacia atrás está bien. Es maravilloso tener recuerdos. Pero antes de mirar atrás, deten tu camino, aunque sea un instante. Cuando avancemos, que sea sin mirar atrás. Lo pasado, pasado. Lo hemos disfrutado, lo hemos vivido, hemos aprendido. Pero lo que nos queda por delante es igual de importante, y necesitamos los cinco sentidos.

No mirés para atrás, que te la das.

lunes, 6 de febrero de 2012

Me han dicho que escriba un libro...¡Qué ilusión!

Hace unos días me ha pasado una de las cosas que más ilusión me ha hecho en los últimos años dentro del ámbito profesional-intelectual. No cuenta lo que pasa en la familia, los amigos y esas cosas.

¡Me han propuesto escribir un libro! Por supuesto que lo voy a hacer. Si no lo hago ahora, con algo más de tiempo libre, ya me dirás cuando lo hago. Un querido amigo me ha ofrecido la idea. Lo va a editar en su agencia de publicidad y lo imprimen ellos mismos. Están preparando una colección con un nombre un poco duro pero tremendamente plástico y visual: "101 cagadas en..." y me han propuesto hacerlo sobre el trabajo desarrollado en comunicación durante todos estos años.

La primera sensación es de inseguridad. Que si yo no sé tanto como para escribir un libro, que si yo no soy nadie para ir dando lecciones... pero después de pensarlo un poco creo que es todo más sencillo.

He tenido a mi alrededor a gente muy lista y muy trabajadora. Lo único que debo hacer es contar lo que he aprendido de ellos. Posiblemente podría haber aprendido más, pero tengo mis limitaciones.

Ya he comenzado. Es fascinante. Es un sueño, porque siempre había querido escribir un libro. He comenzado un par de novelas, pero no consigo obtener la constancia ni el tiempo libre necesario. Puede que esta vez al ser un encargo externo, y no algo pendiente de la voluntad personal, lo consiga.

Gracias amigo por esta oportunidad. Gracias